El escritor es una persona con profunda y permanente necesidad de comunicarse, aunque paradójicamente lo haga en silencio.
Leopoldo Lugones, en cuya memoria se conmemora hoy el Día del Escritor, nos dejó una obra abundante y multifacética, en la que recorre la mayoría de los géneros. Fue precursor de toda una generación de escritores argentinos y fundó
Lugones nació precisamente un 13 de junio (1874) en Villa María del Río Seco (Córdoba) y falleció el 18 de febrero de 1938 en el Delta del Paraná (Tigre, Buenos Aires). Su familia era tradicionalmente cordobesa y en la capital provincial cursó sus estudios superiores. Hijo de Santiago Lugones y Custodia Argüello, era el mayor de cuatro hermanos, y ya a los diez años se destacaba por su memoria y su gusto por la lectura.
Ya de grande ganó prestigio como poeta, orador y polemista, y comenzó a publicar en periódicos como el socialista "
Su obra
Las primeras tres décadas del siglo XX dieron marco a su extensa obra:
Comenzó en 1904 con el ensayo "El imperio jesuítico", continuó con "La guerra gaucha" (un relato histórico sobre la epopeya de Güemes, 1905) y se sucedieron "Los crepúsculos del jardín" (1905), "Las fuerzas extrañas" (1906) y "Lunario sentimental" (1909). En 1910 publicó "Piedras liminares"; "Prometeo"; "Didáctica"; "Odas seculares" y "Las limaduras de Hephaestos".
La década siguiente la inició con "Historia de Sarmiento" (1911), a la que siguió "Elogio de Ameghino"; "El ejército de
Su último decenio como escritor comienza con "El tamaño del espacio" (1921), obra que precedió en los años
En 1930 también publica "Acción", donde reúne sus famosas conferencias en el teatro Coliseo, en las que se refiere a temas patrióticos y habla sobre la invariable sentencia de los pueblos. Finalmente, su libro póstumo es "Romances del río seco", una obra en poesía.
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