Por alguna inentendible razón, a cinco siglos de la llegada de los europeos a América, los aborígenes de nuestro continente aún no gozan de un trato igualitario. Justamente ellos, que fueron los primeros pobladores de nuestras tierras, los que más la cuidan y la respetan (a tal punto que la siguen llamando "Madre"), se ven avasallados a veces hasta en sus derechos más básicos de mantener sus tierras y sus sanas costumbres. Está en nosotros respetarlos y valorar sus tradiciones.
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